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Diamantes en bruto

El milagro de un diamante natural

El diamante, uno de los tesoros más preciados del mundo, es un regalo extraordinario e incomparable de la naturaleza. Originados en las profundidades de la Tierra hace millones de años, los diamantes emprenden un extraordinario viaje natural.

Similar a los copos de nieve, cada diamante es distinto, presentando un patrón natural que narra una historia única, asegurando que no haya dos iguales. Los diamantes naturales son los símbolos por excelencia de la fuerza y la resistencia, veneradas posesiones adquiridas para conmemorar ocasiones especiales o transmitidas como reliquias familiares de una generación a otra. Dado el extenso proceso de pulido y corte al que se someten los diamantes en bruto antes de adornar el escaparate de una joyería cercana, es apropiado que los diamantes naturales se celebren como únicos y preciosos.

Navegando por la odisea del procesamiento del diamante: Descubrir los diamantes en bruto

Tras el proceso de extracción de diamantes, la etapa inicial implica la conminución, en la que el mineral se somete a trituración y molienda. Una vez triturado el mineral, los diamantes en bruto se aíslan del lodo haciéndolos pasar por una cinta de grasa, ya que los diamantes muestran una atracción por la grasa. Posteriormente, los diamantes naturales en bruto se someten a medición y clasificación antes de iniciar el proceso de corte y pulido.

Retorno de la inversión en la fabricación de diamantes

Aunque los diamantes naturales tienen un valor emocional intrínseco para los compradores, los fabricantes priorizan el rendimiento de la inversión (ROI) por encima de todo. Cada diamante en bruto se somete a un meticuloso escrutinio antes de tomar decisiones sobre su talla. A continuación, el diamante se marca estratégicamente para maximizar su valor.

Teniendo en cuenta las imperfecciones y la claridad, un solo diamante en bruto puede producir a menudo de dos a tres diamantes marcados.

Cortes de diamante

Aunque el color, la claridad y los quilates son ampliamente conocidos como los factores principales para la selección de un diamante, consultar una tabla de talla de diamantes puede ayudar a distinguir entre un diamante bueno y uno excepcional. Observar un gráfico de este tipo podría llevar a suponer que los diamantes de formas intrincadas, como los de forma de corazón, requerirían una mayor pericia en la talla y, en consecuencia, alcanzarían un precio más elevado. Sin embargo, los diamantes de talla redonda tienen un precio superior, independientemente de su peso en quilates.

Utilizando una sierra especializada que gira a 4.000 revoluciones por minuto o un láser, el diamante en bruto se corta en piezas distintas mediante un proceso conocido como aserrado del diamante, que suele durar de 4 a 8 horas. Curiosamente, no es la propia sierra de cobre la que corta el diamante natural en bruto, sino el polvo de diamante con el que está recubierta. Dado que el diamante se erige como el mineral más duro conocido por la humanidad, sólo otro diamante posee la capacidad de atravesarlo.

El oficio de pulir diamantes

¿En qué consiste el proceso de pulido del diamante? En una técnica conocida como brillianteering, las facetas del diamante tallado se someten a un proceso de pulido para conseguir la reflexión y refracción óptimas de la luz. El nivel de fuego, brillo y centelleo del diamante viene determinado por la calidad del pulido del diamante natural.

El Scaif, un disco para tallar diamantes, fue creado a finales del siglo XV por Lodewyk van Berken, un tallador de diamantes de Amberes. Este invento revolucionó el oficio de tallar diamantes. Para evitar que el diamante en bruto se rompiera durante el corte, se aplicó una capa de aceite y polvo de diamante. A pesar del avance de las herramientas para tallar y pulir diamantes naturales a lo largo de los años, el scaif sigue empleándose para realzar el brillo de los diamantes.

La talla de diamantes y el arte de pulirlos encarnan tanto el arte como la precisión científica. No todo el mundo puede aspirar a convertirse en diamantista, un especialista en diamantes, ya que exige años de dedicado estudio y una meticulosa atención al detalle. El proceso deja un margen mínimo para los errores, realzando la gloria y la mística del diamante a medida que experimenta un viaje transformador desde un diamante natural en bruto hasta una joya resplandeciente.